viernes, 3 de abril de 2015

Babilonia empezó, pero la novela no (soft)


Eso mismo. Babilonia empezó, pero la novela no. Sonará absurdo, ya que la trama entró en su tercera semana de exhibición. Pero no es así.

El gran culebrón del 50º aniversario de la Globo no ha sucedido y hasta ahora hemos visto un [buen] tratado de luchas de clase. Un tratado novelado. Pero no una telenovela.

Tan bueno es que parece realmente escrito por ¡Gilberto Braga! (nuevamente, una declaración ‘contradictoria’, pero con base).

Como en El dueño del mundo, su historia más polémica, Braga y equipo apuestan por lo social como EL gran atractivo de la trama. Y como ese año 91 calcularon mal las probabilidades e ingredientes, pujando al lado sórdido (o al menos oscuro) de la vida.

Si entonces la inspiración era Vale todo, la gran novela-denuncia del año 88, en 2015 son las maldades de Avenida Brasil (2012) – a no dudarlo – las que estimularon al trío de autores a poner el dedo en la llaga y hacer una ficción más hard, tras las aguadas Paraíso tropical (2007) e Insensato corazón (2011).

El dueño del mundo: los mismos 'errores', la misma sociedad...
Y como las desgracias nunca vienen solas, ídem al 91, vuelve la pesadilla de Carrusel a repetir la falsa competencia entre lo pueril y lo trascendente, en una versión flamante, mas refrita, tras su ‘éxito’ de hace menos de dos años.

¿Casualidades de la vida o burlas del destino? Sabe Dios. O el diablo. De ‘santo’ el dueño del SBT sólo tiene el apellido y ante una crónica de un fracaso anunciado, nada más natural de jugar su carta más obvia. 

La ironía es mayor cuando vemos la polémica volver con la retransmisión de El dueño… en el Viva (como si la Globo intuyera o prepara a su público para otra experiencia desagradable).

Lo que sí no es casual es la reiteración de elementos y errores. No por estar en buena forma, el/ los autor/es, deja/n de caer en sus propios clichés, ahora tratados como ‘auto-homenajes’.

“Alice, una estudiante idealista, presencia un atropellamiento causado por Raúl Pellegrini, un empresario inescrupuloso, arrogante y prepotente, y es presionada a declarar a favor suyo. A partir del momento en que ella se niega a aceptar las tentativas de soborno se establece el principal conflicto de la historia”.
Así empezó Pátria minha (Vidas cruzadas en América y el mundo). Y casi idénticamente, descontado el embate inicial de las villanas, Babilonia.

Regina: la justiciera de la playa...
Regina (Camila Pitanga) presencia un accidente (esta vez en lancha) y hace de todo para que el culpable [rico] pague. El hijastro de Beatriz (Glória Pires), defendido por Inés (Adriana Esteves) y que por todas las vías busca evadir la acción de la justicia.

La abogada, trata de comprar a la heroína que termina en una red de marañas, con su vida indisolublemente ligada al núcleo rico de la historia (si bien, desde el estreno, entró, sin saberlo, en la órbita de Beatriz, que es la asesina de su padre).

Un delito de medio a fin, como se llamaría en la jerga del derecho. La trama se teje de tal modo que las intrigas sociales deriven en las amorosas y así, Regina, termine en brazos – literalmente – de Vinicius (Thiago Fragoso), que es el abogado que la defenderá de las maldades.

Lucha de clases: corrupción vs. honestidad

Quien conoce a Gilberto, sabe que ese es el juego. Y parecería buena estrategia, caso la combinación de denuncia y drama no estuviera tan desbalanceada, cayendo en el mismo error que años atrás hundió a El dueño… Todo en Babilonia está en función de lo político y muy poco de lo romántico.

Tanto, que el público no se conectó a lo que se suponía fuera el mayor atractivo: ‘la fuerza de la verdad’ (demasiada crueldad y vileza), ni tampoco ‘compró’ a la protagonista que para colmo es mulata, favelada y algo chusma.

Un bofetón que equivale a 'yo no me vendo'

Los 23 puntos de ayer son el colmo para la novela estelar. Río de Janeiro rinde mejores resultados, pero las redes sociales no dejan mentir: hay rechazo a la trama.

Si fuera cuestión de estadística, Regina, debía ser la favorita de la audiencia. ¡Cuántas Reginas, no habrá por ahí! Pero no funcionó la identificación directa. La gente no busca realidades. Busca evasión y no siempre gusta de verse en un espejo.

No será una regla, pero el ‘color Brasil’ no funciona muy bien en las novelas. La ‘guerrera’ Morena sufrió igual boicot por considerarla indigna del amor de un galán como Lombardi. Su clon Regina, también madre soltera, peca por los mismos excesos de militancia y efervescencia, que la hacen, por momentos, sencillamente insoportable. O por lo menos chocante para una masa que tampoco digirió la Helena de Vivir la vida o la Isabel de Lado a lado. Ambas negras.

Batalladora nata...

‘Subir al morro’, tampoco ayudó. Cuando más, Braga fue hasta la Zona Norte, pero nunca a las favelas cariocas. Y parece que le están pasando la cuenta.

No es sólo juego de palabras para justificar un título: Babilonia – la favela, babilonia – la sociedad en decadencia... es la necesidad de reutilizar esa bendita favela escenográfica creada en tiempos de Dos caras (2007) – que a su vez fue respuesta al éxito de Vidas opuestas de la Record – que pautó esta explosión de  ‘realismo’ (La guerrera, Babilonia, I love Paraisópolis, Favela Chique...)

A menos que en la Globo se haya despertado la consciencia o la clase C 'haya llegado al morro', otra explicación no hay.

El detonante: ¡sitúate, no estoy dispuesta!

También de Pátria minha es el dúo de villanas, integrado por Lidia Laport (Vera Fischer) y Loreta (Marieta Severo), cuya interacción no será idéntica, pero andaba por los mismos trillos de la actual novela.

Hablando de villanas, su pacificación temprana, anuló lo que era el gran atractivo de las promociones: ¡Carminha vs. María de Fátima en pleno horario estelar! Admitida bajo el ala de la ninfomaníaca, hasta ahora, Inés sólo ha dado pataletas. Y según Ricardo Linhares la alianza durará hasta el final, lo cual repite el caso Imperio que prometía duelos deliciosos.

La pugna entre hermanos parece que no dio lo suficiente en las 18 novelas previas de don Gilberto y vuelve de nuevo en ésta. Vinicius, el virtuoso, tiene que enfrentar a Murilo que es todo defectos. Para colmo Vinicius es adoptado y ello marca, como en Paraíso tropical, los lazos afectivos entre ambos.

Julia vs. Yolanda (Dancin’ Days), Miguel vs.  Nelson (Agua viva), Abelardo vs. Ignacio (Fuerza del deseo), María Clara vs. Noemia (Celebridad), Olavo vs. Iván (Paraíso tropical), Pedro vs. Leo (Insensato corazón)… ejemplos sobran.

Falta romance. Es evidente. La pareja central se percibe tibiamente. Y la única que queda involucra a un proxeneta y una prostituta de lujo.

Descontando, claro, la pareja lésbica, que es la más armónica, como mismo pasó en Torre de Babel de Silvio de Abreu.

Murilo y Alice: romance oscuro
Con todo, la presión evangélica y de los intolerantes, no impedirá que en el capítulo 35 se concretice el matrimonio de ambas. Visto que Brasil ya autoriza la ‘unión igualitaria’ (eufemismo para matrimonio gay). Y aunque sean los más militantes en las redes sociales, no son sólo ellos los que ven con malos ojos la ‘perversidad generalizada’ que presenta la trama.

En respuesta, encuentran refugio en Los diez mandamientos, que no es menos violenta, pero está basada en la ‘historia sagrada’ (y por ende ‘hechos reales’ – comillas por todos los lados). La nueva oferta de la Record ha subido como la espuma y si bien no pasa de los 12 puntos, prueba que en Brasil, pugnan tres modelos de vida, representados por las tres novelas, Carrusel y Babilonia inclusive. El dogma, la banalidad y la crítica, con derecho a la esperanza…

Las Iglesias se agarran de las circunstancias y la Biblia y hacen propaganda contra la Globo, porque es el principal enemigo en el camino a una sociedad homogénea bajo el signo del fundamentalismo. Siendo un imperio ella misma, la emisora de los Marinho, por la razón que fuere, ha abrazado causas ‘incómodas’ para el segmento más conservador, que a su vez tiene intereses en las comunicaciones (como es el caso de la emisora de los obispos y otras más).

No es más que una lucha de mercado, en que un modelo de entretenimiento (comercial/ cultural/ artístico) se contrapone contra uno de cuño teológico. Iglesias y televisión, por más herético que suene, se dedican a lo mismo: a entretener, mientras las cosas de la vida siguen su curso… Por cada espectador que apaga el aparato, hay un feligrés potencial en una iglesia y con él, un diezmo.

Dinero. Puro dinero.

Amor a la vista... más romanticismo para Babilonia
Aún así, la Globo, tiene que ser más flexible que los pastores… No tiene una Biblia para forzar a nadie y su juego siempre ha sido el del placer sensorial, no la represión del sentimiento. Por ello, Babilonia pasará por ajustes en las próximas semanas.

Ya colorearon el logotipo (foto) y aclararon la apertura y algunas escenas. En las próximas semanas aumentará la incidencia de amores y, quizás, se ajustará el ritmo (hasta ahora moroso, como ya es costumbre desde 1991). Se habla de cambios en la musicalización, pero no sabemos si supone agregar temas de tensión a las escenas clave (algo ausente hasta ahora y que perjudica, incluso más que el contenido, pues no se percibe el dramatismo del momento). 

La dirección, no ha sido la mejor carta de la historia, pero no va a ser ahora después de 30 años que ‘Gilberto Braga’ (comillas) cambie de director. Por muy moderna que sea la cámara en mano – constante desde que empezó el 23 de marzo – hay momentos que se siente el tufo a antiguo y se sobrecarga el lenguaje visual de forma más que irritante.

Y esas cosas, aunque no parezca, no pasan inadvertidas para el gran público que está acostumbrado a ver realizaciones ‘correctas’, incluso con un toque de excelencia, pero siempre el clásico patrón. En mi experiencia, en los últimos grandes fracasos, el público siempre ha tenido razón… no son ellos los que no entienden. Es la Globo que no los entiende a ellos.

1 comentario:

  1. Creo que esta protagonista, así como está escrita y es presentada, protagonizada por Dickmann o Ximenez, o Charlotte, sufriría iguales cuestionamientos, no perdió lugar la Helena de Lemmertz por Marquezine en Em Familia?, si, y muchas mocinhas interpretadas por Dickmann también fueron muy crucificadas (más q criticadas), incluso no recuerdo bien, hubo pedidos de matar a una protagonizada por CDick o no?...así que no sé, ahora sería curioso q un país multiracial como Br rechace x el color a una protagonista, con la q justamente puede identificarse más.
    De todas maneras sea la protagonista que fuera, del color de piel que fuera, el error no está en la actriz (a menos q su actuaciones fuera deplorable) que la interpreta sino en el autor que mal la escribe, delínea sus características y en el director que insiste en perpetuar los peores rasgos del personje en lugar de atenuarlos y no resaltar las mejores características.

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