Todos saben que en la Globo nada es casualidad.
Cuando un asunto sale a las pantallas es porque la emisora busca un fin. Ideológico, para más detalles.
Y donde hay ideología, habrá política necesariamente.
A veces no pasa de mero entertainment. Pero en un alto porciento los programas están pensados para alcanzar una meta nítida, aunque no siempre evidente.
Más si son novelas.
¿Quién no recuerda Sassa Mutema? (O salvador da pátria) un tiro directo en el corazón de Lula (en su primer intento de llegar al Palacio de Planalto).
¿O El rey del ganado? que hablaba de los sin-tierra cuando estos eran los grandes ausentes de las noticias.
El recorrido de los refugiados sirios que tienen que huir de la guerra en su país camino al Líbano |
Virgen en estas lides, la novela romántica global ahora se mete en camisa de once varas e intenta (aunque sin culpables evidentes) capitalizar las emociones de un conflicto difícil de describir en dos palabras.
Lo que está sucediendo en Siria sólo lo saben los que viven allá. Y, a veces, ni siquiera.
Complejo, si no imposible, sacar la esencia de un asunto por control remoto ¡o peor! por los medios de comunicación que bailan al son del que pague la música.
¿Cálculo o inspiración? Los cerebros de esta empresa... |
Como siempre debería ser, a despecho de activistas y ortodoxos, y de los propios escritores que más de una vez confundieron la proporción y nos intoxicaron con sus arengas.
¿Pero será apenas eso? ¿Un adorno?
¿Será un intento de penetrar el mercado del Oriente medio?
¿No había pasado eso ya con El clon? la mejor y mayor referencia en este tipo de empresa que, entonces, probó un viejo axioma: más crucial es llegar a tiempo que ser invitado.
Glória Perez, tuvo el 'muerto claro' cuando decidió mezclar ciencia e islam en una de las historias más originales de la TV mundial estrenada a menos de un mes del 11 de septiembre.
Aquí, sin embargo, la coyuntura da confusas señales.
imagen: testedonovelao.blogspot.com |
La Liga Árabe (cómplice de Occidente en muchas iniciativas contra Al Assad, líder del país) ha expresado su rechazo y ensaya reacciones en un mundo en que la hegemonía tiene un solo nombre.
Y a ellos les toca obedecer.
Ahora que además Brasil se cierra a los emigrantes — si bien no siempre fue muy amistoso* — la intensión es confusa.
*O que lo digan los miles de bolivianos que venden exquisitas telas y ropas en las calles de Río y São Paulo, sin el beneficio de las leyes y con la xenofobia de la gente.
El Brasil de Terra nostra acabó hace mucho y hoy es un país cerrado y excluyente.
El abono que hallaron italianos, portugueses, españoles y hasta una millonaria colonia japonesa, no le daría basa a una raíz tan rica como diversa.
Los procesos para encontrar asilo en Brasil son muy complejos y salvo casos notorios de persecución (amparados por la ACNUR y apoyados por Cáritas), es difícil hallar asidero en el país.
País, donde es imposible abrirse camino sin la documentación necesaria. Como de hecho en la mayoría de las ‘naciones civilizadas’.
O que exige que no exista profesional en el área para ‘importar’ un especialista o personal calificado de ultramar.
Buscando un sueño: la inmigración italiana dejó 25 millones de semillas en Brasil |
Quizás imiten series como la española El príncipe que hizo un cóctel de velos y mafiosos.
La diferencia es que allá el contexto es tangible y próximo para la ‘realidad’ española.
No pienso que estén volviendo a los días de Gloria Magadán y sus delirios de capa y espada.
Aunque en mucho me los recuerda.
Herson Capri es Aziz un poderoso ¡jeque! que perseguirá el amor de Laila (Julia Dalavia) y Jamil (Renato Góes). ¡El jeque de Agadir!
O sheik de Agadir: intrigas en el desierto (TV Globo, 1966) |
Aziz es un malvado old school, con expresión de piedra y corazón oscuro.
Su ira es tan desmedida que es capaz de castigar a un inocente, sin corroborar su culpa, sólo por la denuncia de su hija que, como princesa de las arenas, tiene una propensión a la seducción, la maldad y la mentira.
En sus sótanos un centro de tortura. Como los de Guantánamo o Irak.
En su mano un puñal, elaboradísimo, que nos da pruebas de la destreza de los herreros árabes.
El jeque y su harén: quien puede, puede |
La voz grave. La expresión precisa. Los gestos en una economía que pocas veces vemos y le hace un bien incalculable a este personaje que las tiene todas para ser cliché.
Si sigue en ese tono su villano entrará en los anales noveleros.
Los rostros — bien seleccionados para hacer creíble la fábula del Medio oriente.
Desde la heroína — que más bien apunta a indígenas de las Américas, pero no destona — hasta el galán, muy ajustado a las fisonomías del país que sí toleran rubios y ojos claros, como en otros casos, contrario a lo que se suele pensar.
La dirección se regodea en los dramas de la guerra reproduciendo cada detalle con esa perfección de la que tanto hablamos en este blog y que rinde incluso para lucir documental.
La paleta de colores se emparenta con el cine de esas latitudes tan poco conocido de este lado del mundo. Pero hasta ahí.
La guerra en su tenebroso esplendor |
Algunos con acento. Otros, tan puro como quien no ha salido de la capital paulista que tras un comienzo dramático nos trae otro tipo de exotismo: del folclorismo árabe-brasileño.
Saltamos a São Paulo al ritmo de As minas de Sampa de Rita Lee y juro por Dios que en vez de un déjà vu tuve un déjà entendu (o sea: un ya oí... ¿seguro que esa ya no estuvo en otra trama?).
El humor es muy malo. El de familia escandalosa, tan explotado y tan poco efectivo.
Eliane Giardinni, repite en ambos casos: como súper-mamá y como árabe. Esta vez Nazira hace pareja con su ex en la vida real Paulo Beti.
Otra cara que ya vimos envuelva en velos fue la de Letícia Sabatella (Latiffa) (foto arriba).
También como en El clon e India se mezclan frases locales en el portugués impecable de sus personajes.
El amor es así: ¡corta el aliento! |
No hay nada como la 'verdad' |
millennials con mucha inquietud, pero poca información... muy a pesar de toda la información que existe.
Ese es el verdadero drama de la esta época. La gran tragedia. El amor imposible entre una técnica cada vez más extraordinaria y un cerebro que no consigue aprovecharla.
Este cuadro anunciará y cerrará el corte a comerciales durante los próximos meses |
Su principal argumento es la exquisitez de la realización que viene de la mano de Gustavo Fernández en la dirección artística (antigua dirección de núcleo), André Câmara en la general y Pedro Peregrino, Alexandre Macedo y Lúcio Tavares en las escenas y secuencias.
También la 'novedad' que, para mí, no pasa de una extravagancia programada. Sólo basta descubrir con qué fin... y si será un punto más a su favor o una derrota anunciada.
Jamil (Renato Góes) asume un crimen en lugar de Aziz (Herson Capri) y para recompensar, el jeque le ofrece la mano de su hija |
Un padre que cede a los caprichos de la hija y de su propia carne... |
Pareja conocida: primera fase de Viejo río no exhibida en América Latina |
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