La Globo ha convertido la 25ª temporada de su soap-opera teen en una 'telenovela' de 120 episodios. Malhação - viva a diferença se exporta como Viva la viva - celebre la diferencia.
Y es doblemente raro, pues amén de no comercializar el programa hace 23 años, su temática huye del típico folletín global y sobre todo del seriado en cuestión.
Más próxima de las series brasileñas de cable que de las novelas de la casa, Celebre la diferencia tiene la cara de su locación: la caótica y cosmopolita São Paulo.
Fuera del eje tradicional triángulo amoroso & clases altas la trama evita también las trivialidades juveniles que dominaron el espacio durante décadas.
Ni bien empieza, nos presenta cinco rostros y paisajes tan típicos, como diversos. El contraste es tajante. La complementariedad, creíble.
La 'suerte' (o el caos de una gran ciudad) reúne en un vagón de metro a cinco chicas de distinto origen en una situación límite: el parto de una adolescente.
Escrita por Cao Hambuberguer, guionista de Castillo Rá-Tim-Bum*, la 'novela' juvenil trae un lenguaje realista a tono con su propósito y su público potencial.
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| Cao Hamburguer y Paulo Silvestrini - guionista y director |
No es menos cierto - y eso lo hemos dicho en otras ocasiones - que la Globo es una productora de clase mundial capaz de ejecutar cualquier empresa artística.
Incluso de superar lo establecido en materia de televisión.
Pero, sin dudas, la telenovela es su producto más logrado y ésta atraviesa transveralmente toda su programación. La dramática en particular.
Aquí los personajes son adolescentes, actúan como adolescentes y hablan como adolescentes. Lejos del usual macheo y desmacheo de parejas, bajo la presión de las intrigas amorosas.
Una favela, el barrio japonés, la Avenida Paulista y otros segmentos urbanos, son como la cara gigante de cada historia que tendrá a una joven de distinto 'color' en el centro.
Amén de ello tendremos amor libre, racismo, homo y bisexualidad, feminismo, anorexia, asedio sexual, autismo, cáncer y un repertorio un tanto 'heavy', pero - al parecer - tratado con tino.
No esperen rostros conocidos. Malhação es el trampolín de la Globo. La escuela de las nuevas caras.
Si bien, siempre ha tenido una 'estrella' adulta, no es la idea, en especial de esta temporada. Esta vez le tocó a Marcello Antony en el papel de Édgar.
Tampoco busquen 'caritas'. Aquí tenemos muchachas 'normales' que difícilmente clasifiquen para un concurso de belleza.
Otra diferencia con el 'original' que se desarrollaba en un gimnasio y se ambientaba en la Zona Sur carioca (con saltos en algunas temporadas a escenarios menos glamurosos).
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Para quien la encare como un culebrón y no como un agudo relato juvenil el tenso parto en el metro resultará algo tedioso.
No deja de ser efectivo. Así como mostrar buena técnica al amarrar en el primer bloque sus varios cabos que derivan en la situación límite.
El inicio es un poco cliché. Las cinco caras haciendo introducciones tipo: 'no sabíamos lo que nos esperaba' y el salto en retrospectiva se ha visto mucho.
Pero no mancha la puesta que opta por colores 'sobrios', tan sobrios como los planos que no se permiten 'osadías' (sólo cuando el drama las impone).
Hay, también, otros referentes comunes, incluso agotados, como la chica rara, las 'populares', el divorcio de los padres, la violencia paterna en clases bajas y mil repeticiones de tramas juveniles.
A su favor decir que los adolescentes toda la vida han tenido los mismos problemas. Quizás desde la época de las cavernas.
Aun así podemos afirmar con seguridad que esta serie o telenovela teen sí 'celebra la diferencia'. Tanto en contenido, como en forma.
Protagonizan Gabriela Medvedovski (Keyla), Daphne Bozaski (Benê), Ana Hikari (Tina), Manoela Aliperti (Lica) y Heslaine Vieira (Ellen).
Dirección general: Paulo Silvestrini.
Ver capítulo uno aquí.
*Castillo Rá-Tim-Bum es una joya de la TV infantil brasileña, una de las mejores realizaciones fuera de la Globo, cuyo tono didáctico y altamente fantasioso contrasta con el sabor verista de esta serie.
