Sabemos que la Globo es una fábrica de sueños y de estrellas. Salen unos, entran otros. Algunos son casi eternos, al punto que pasan años y años y continúan protagonizando a despecho de arrugas y manías (una disimulables, otras no).
Está el contingente de los francamente desechables, que luego de una o dos novelas, se esfuman para siempre, como un vaso de plástico o el papel sanitario.
Pero hay una categoría intermedia que a pesar de su status estelar, no han sabido mantener una carrera brillante, ahogados en papeles secundarios, sin pena, ni gloria.
Son, básicamente, los surgidos a finales de los noventa y comienzos de los dos mil, que luego de fulminantes ascensos, han seguido rutas mediocres
Ana Paula Arósio. Una gitana le dijo que sería una gran estrella. Que llegaría un papel que le daría fama mundial y así fue. Tras Hilda Huracán (1998), su debut mayor (antes hizo papelitos en el SBT), recibió un convite de Gilberto Braga para hacer Fuerza de un deseo (1999).
Ella debería ser la Ester Delamare, que deslumbrara a Ignacio (Fábio Assunção). Pero vino Benedito Ruy Barbosa y le ofreció en bandeja a la Giulianna de Terra Nostra (1999) y se le abrieron las puertas del paraíso, en grande.
La vida probó que su opción no estuvo errada. La buena crítica de Fuerza... nunca compensó su menor alcance. Terra Nostra fue un hit a nivel internacional (básicamente por ella y sus compañeros de jornada).
Impresionada con las cifras, la Globo, con prisa, se metió en Terra Speranza (2002), que como el Titanic, naufragó en Brasil y allende los mares.
En el ínterim, series y miniseries, prestigiosas, pero sin popularidad. Tampoco 'grandes' personajes. La actriz volvería al horario estelar con Páginas de la vida (2006), en un no-personaje.
Iba a ser Insensato corazón (2011), pero no compareció a las grabaciones y la Globo la vetó.
Hoy, poco se sabe de ella y sus proyecciones de futuro en materia de arte.
Thiago Lacerda
Lacerda es de la misma cosecha de Terra Nostra. Su atractivo, bien combinado con el de la Arósio, rindió el estruendoso (aunque injustificado) éxito de la saga italiana.
Antes, intervino - también - en Hilda Huracán.
Acuarela de Brasil (2000), lo puso frente a frente a Maria Fernanda Cândido, conforme pedía el público. Pero la chispa no fue tanta, como para dar un clásico de la dramaturgia nacional.
Sílvio de Abreu lo fichó y lo incluyó en la fallida As filhas da mãe (2001). El beso del vampiro (2002), fue otro fracaso con su nombre. En Celebridad (2003), hizo un papel corto al principio. Como Garibaldi, sí tuvo más expresividad en Siete mujeres (2003). América (2005) lo vio en la piel de un villano olvidado.
Páginas de la vida, le dio un papel tan pálido como a su colega. Ídem a Vivir la vida (2009) del mismo autor. Eterna magia (2007) fue su primera novela de las 6. Siguieron La vida sigue, Joya rara y está en punta Búu, una historia de las 7 que quizás pasé con la misma tibieza que las antes mentadas.
Maria Fernanda Cândido
Anunciada a bombo y platillo como la belleza del siglo en Brasil (exagerado, sin duda), Maria Fernanda Cândido, fue la otra gran revelación de Terra Nostra. Fue comparada con Sofia Loren y exaltada (aunque como actriz, sencillamente no existe).
Quizás por ello, ninguno de sus roles subsecuentes ha sido suficiente para mantener el status de 'star', que sólo le dura por la proverbial belleza.
Acuarela... la puso entre dos galanes (Edson Cellulari, era el segundo). Pero los devaneos sentimentales de Isa Galván, no fueron del interés de la masa. Tampoco el copia y pega de Esperanza, antes mentada.
Ninguno de sus roles en miniseries, especiales y novelas menores (Como una ola, Lado a lado), dejó huella en el recuerdo.
En Paraíso tropical (2007), tuvo un papel importante, pero efímero.
Ahora se dedica a su principal papel: el de beldad y muchacha-propaganda de diversas marcas.
Reynaldo Gianecchini
De Giane, decían los malignos, que era el nuevo 'gitano Ígor' (en alución a Ricardo Macchi de Corazón gitano, 1995).
Su actuación dejaba mucho que desear, pero era tan buen mozo, que le daba algunos puntos extra a Lazos de familia (2000), su gran debut.
Su paso por Esperanza, como Tony, el muchacho italiano que se enamora de la judía (A. P. Arósio), no tuvo el mismo efecto que en Lazos...
Pero vino El color del pecado (2004), para devolverle el aura estelar en los 5 cinco continentes.
No hubo química con Giovanna Antonelli en Siete pecados (lamentable novela de Walcyr Carrasco), ni con Priscila Fantin (otra cuya carrera ha sido irregular y que lo acompañó en la novela de Benedito).
Desde entonces, sólo en Fred (Passione, 2010), el actor, tuvo un rol de peso.
De Abreu lo reaprovechó en Guerra de los sexos (2012), tras su batalla con el cáncer. Guerra… cayó, como sabemos (a pesar de dar más rating que las actuales). No sería Manoel Carlos que le devolvería el éxito, con el borroso Cadú de Em família (actualmente en el aire).
Giovanna Antonelli
Parecía que, tras El clon (2001) Giovanna Antonelli, sería la nueva Regina Duarte. Cálida, con una belleza oscilante (algunas veces más otras menos), la muchacha desprendía todo el carisma necesario para volverse la nueva Namoradinha do Brasil.
Antes de llegar a la cima, pasó por la novela de las 6 (Tropicaliente, en un papel de 3ª) y la Manchete (Tocaia Grande & Xica da Silva). Volvió a la Globo, en Cuerpo dorado (1998), irregular novela de las 7, que le dio entrada en Fuerza del deseo (en otro rol secundario).
Obvio, que su éxito fue mucho más gradual que el de los colegas anteriores. Su despegue total fue con Capitu, en la mencionada Lazos... que fue la antesala de su gran rol, como Jade en la saga exótica de Glória Perez.
Volvería con éxito en Sierte mujeres y El color del pecado, que le garantizó un papel inolvidable como la malvada Bárbara.
Pero desde entonces, ha ido de fracaso en fracaso: Siete pecados, Tres hermanas, Vivir la vida, Aquele beijo...
Salvó La guerrera, cuando su papel se hizo más importante, en detrimento de la protagonista Morena. Pero como lesbiana - Clara - que se suponía revolucionara la pantalla y refrescara su carrera, no ha tenido el alcance esperado.
Algo parecido, podríamos decir de Nathalia Dill e Ísis Valverde, cuyo gran potencial se explota poco. Sin embargo, muñecas parlantes como Paolla de Oliveira, increíblemente, han protagonizado dos novelas estelares seguidas.
En el pasado, la Globo malgastó la belleza de Maitê Proença, con papeles medios en novelas de las 7. Un escándalo destruyó la reputación de Mário Gomes. Fábio Assunção cayó bajo el dominio de las drogas. Aunque papeles buenos tuvo. Y buenas actuaciones también.
Tampoco se hacen las grandes novelas de otrora y es obvio que es más difícil marcar el imaginario colectivo como lo hicieron la propia Regina Duarte, Glória Menezes, Tarcício Meira, Betty y Reginaldo Faria, Antônio Fagundes, Glória Pires, Suzana Vieira, y un largo, muy largo etcétera.
Podríamos hablar sobre la fama inmerecida y de carreras muy exitosas, sin la más mínima justificación. Pero eso sería un post aparte, pues como mismo la Globo echa por el caño promisorias figuras, eleva a un sinfín de actores que en otro país, difícilmente, ocuparían un lugar destacado.
Ojo, que aquí hablamos de 'estrellas'. No necesariamente de talento...
¿Qué otros actores, crees, que la emisora brasileña, ha dejado escapar entre propuestas mediocres?
Está el contingente de los francamente desechables, que luego de una o dos novelas, se esfuman para siempre, como un vaso de plástico o el papel sanitario.
Pero hay una categoría intermedia que a pesar de su status estelar, no han sabido mantener una carrera brillante, ahogados en papeles secundarios, sin pena, ni gloria.
Son, básicamente, los surgidos a finales de los noventa y comienzos de los dos mil, que luego de fulminantes ascensos, han seguido rutas mediocres
Ejemplos:
Ella debería ser la Ester Delamare, que deslumbrara a Ignacio (Fábio Assunção). Pero vino Benedito Ruy Barbosa y le ofreció en bandeja a la Giulianna de Terra Nostra (1999) y se le abrieron las puertas del paraíso, en grande.
La vida probó que su opción no estuvo errada. La buena crítica de Fuerza... nunca compensó su menor alcance. Terra Nostra fue un hit a nivel internacional (básicamente por ella y sus compañeros de jornada).
Impresionada con las cifras, la Globo, con prisa, se metió en Terra Speranza (2002), que como el Titanic, naufragó en Brasil y allende los mares.
En el ínterim, series y miniseries, prestigiosas, pero sin popularidad. Tampoco 'grandes' personajes. La actriz volvería al horario estelar con Páginas de la vida (2006), en un no-personaje.
Iba a ser Insensato corazón (2011), pero no compareció a las grabaciones y la Globo la vetó.
Hoy, poco se sabe de ella y sus proyecciones de futuro en materia de arte.
Thiago Lacerda

Antes, intervino - también - en Hilda Huracán.
Acuarela de Brasil (2000), lo puso frente a frente a Maria Fernanda Cândido, conforme pedía el público. Pero la chispa no fue tanta, como para dar un clásico de la dramaturgia nacional.
Sílvio de Abreu lo fichó y lo incluyó en la fallida As filhas da mãe (2001). El beso del vampiro (2002), fue otro fracaso con su nombre. En Celebridad (2003), hizo un papel corto al principio. Como Garibaldi, sí tuvo más expresividad en Siete mujeres (2003). América (2005) lo vio en la piel de un villano olvidado.
Páginas de la vida, le dio un papel tan pálido como a su colega. Ídem a Vivir la vida (2009) del mismo autor. Eterna magia (2007) fue su primera novela de las 6. Siguieron La vida sigue, Joya rara y está en punta Búu, una historia de las 7 que quizás pasé con la misma tibieza que las antes mentadas.
Maria Fernanda Cândido

Quizás por ello, ninguno de sus roles subsecuentes ha sido suficiente para mantener el status de 'star', que sólo le dura por la proverbial belleza.
Acuarela... la puso entre dos galanes (Edson Cellulari, era el segundo). Pero los devaneos sentimentales de Isa Galván, no fueron del interés de la masa. Tampoco el copia y pega de Esperanza, antes mentada.
Ninguno de sus roles en miniseries, especiales y novelas menores (Como una ola, Lado a lado), dejó huella en el recuerdo.
En Paraíso tropical (2007), tuvo un papel importante, pero efímero.
Ahora se dedica a su principal papel: el de beldad y muchacha-propaganda de diversas marcas.
Reynaldo Gianecchini

Su actuación dejaba mucho que desear, pero era tan buen mozo, que le daba algunos puntos extra a Lazos de familia (2000), su gran debut.
Su paso por Esperanza, como Tony, el muchacho italiano que se enamora de la judía (A. P. Arósio), no tuvo el mismo efecto que en Lazos...
Pero vino El color del pecado (2004), para devolverle el aura estelar en los 5 cinco continentes.
No hubo química con Giovanna Antonelli en Siete pecados (lamentable novela de Walcyr Carrasco), ni con Priscila Fantin (otra cuya carrera ha sido irregular y que lo acompañó en la novela de Benedito).
Desde entonces, sólo en Fred (Passione, 2010), el actor, tuvo un rol de peso.
De Abreu lo reaprovechó en Guerra de los sexos (2012), tras su batalla con el cáncer. Guerra… cayó, como sabemos (a pesar de dar más rating que las actuales). No sería Manoel Carlos que le devolvería el éxito, con el borroso Cadú de Em família (actualmente en el aire).
Giovanna Antonelli

Antes de llegar a la cima, pasó por la novela de las 6 (Tropicaliente, en un papel de 3ª) y la Manchete (Tocaia Grande & Xica da Silva). Volvió a la Globo, en Cuerpo dorado (1998), irregular novela de las 7, que le dio entrada en Fuerza del deseo (en otro rol secundario).
Obvio, que su éxito fue mucho más gradual que el de los colegas anteriores. Su despegue total fue con Capitu, en la mencionada Lazos... que fue la antesala de su gran rol, como Jade en la saga exótica de Glória Perez.
Volvería con éxito en Sierte mujeres y El color del pecado, que le garantizó un papel inolvidable como la malvada Bárbara.
Pero desde entonces, ha ido de fracaso en fracaso: Siete pecados, Tres hermanas, Vivir la vida, Aquele beijo...
Salvó La guerrera, cuando su papel se hizo más importante, en detrimento de la protagonista Morena. Pero como lesbiana - Clara - que se suponía revolucionara la pantalla y refrescara su carrera, no ha tenido el alcance esperado.
Por el mismo camino van...
las ¿actrices? Fernanda Vasconcellos, Grazzi Massaferra, Thiago Rodrigues (que hunden cualquier novela), Caio Castro, (a pesar de sus seis millones de fan en el FB), Henri Castelli, en menor medida Cauã Reymond (con roles marcantes, pero en la misma línea).Algo parecido, podríamos decir de Nathalia Dill e Ísis Valverde, cuyo gran potencial se explota poco. Sin embargo, muñecas parlantes como Paolla de Oliveira, increíblemente, han protagonizado dos novelas estelares seguidas.
En el pasado, la Globo malgastó la belleza de Maitê Proença, con papeles medios en novelas de las 7. Un escándalo destruyó la reputación de Mário Gomes. Fábio Assunção cayó bajo el dominio de las drogas. Aunque papeles buenos tuvo. Y buenas actuaciones también.
Tampoco se hacen las grandes novelas de otrora y es obvio que es más difícil marcar el imaginario colectivo como lo hicieron la propia Regina Duarte, Glória Menezes, Tarcício Meira, Betty y Reginaldo Faria, Antônio Fagundes, Glória Pires, Suzana Vieira, y un largo, muy largo etcétera.
Podríamos hablar sobre la fama inmerecida y de carreras muy exitosas, sin la más mínima justificación. Pero eso sería un post aparte, pues como mismo la Globo echa por el caño promisorias figuras, eleva a un sinfín de actores que en otro país, difícilmente, ocuparían un lugar destacado.
Ojo, que aquí hablamos de 'estrellas'. No necesariamente de talento...
¿Qué otros actores, crees, que la emisora brasileña, ha dejado escapar entre propuestas mediocres?