Revisando clásicos...
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Terra Nostra es como las viejas recetas de la abuela: bien cocinada, efectiva, pero sin muchas sorpresas.
De hecho quien ha visto una que otra telenovela de Benedito Ruy Barbosa, básicamente, sabe a lo que se expone, aunque lo indefinido de la trama, nos hace siempre estar ‘expectantes’, para saber qué vendrá después, pues a la altura del capítulo 60, parecería que no hay más nada que contar en los siguientes 90.
Aunque poco se hable del asunto, la idea original era dividir Terra Nostra en varias fases, como otras historias del autor (Pantanal, Renacer, El Rey del Ganado y claro, el antecedente más directo de esta: Los inmigrantes).
La Globo llegó a contratar especialistas de Hollywood para envejecer a sus protagonistas, que deberían transitar de los años 10 del s. XX (aproximadamente) a finales de los 30 y de ahí al año 68.
La Globo llegó a contratar especialistas de Hollywood para envejecer a sus protagonistas, que deberían transitar de los años 10 del s. XX (aproximadamente) a finales de los 30 y de ahí al año 68.
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Una historia diluida... |
Hoy en día no quedan indicios de esa intención. Pero recuerdo haberlo leído durante su transmisión original.
El boom causado por Ana Paula Arósio, Thiago Lacerda y Maria Fernando Cândido, habría obligado a Barbosa, a alterar los cursos de su novela, prescindiendo de la 2ª y 3ª etapa, para mantenerlos durante toda la historia jóvenes y bellos.
Agotado el argumento inicial de la 1ª fase, poco o nada nuevo podría crear este autor, bastante lacónico de por sí.
De ahí que viéndola hoy en Cuba me parece estar presenciando un gran chicle estirado hasta el infinto, que trata de mantener una historia de rancia estirpe novelera, pero con desarrollo notoriamente pobre (muy al estilo de los años 60, cuando Ruy Barbosa empezó a escribir).
Ni cuando fue a hacer Esperanza (Terra Speranza, en el mercado latino), Benedito pudo utilizar sus ideas de inicio, pues según él, el director y Lauro César Muniz, las copiaron en Acuarela de Brasil.
Paradójicamente, el hechizo se volvió contra el hechicero y el éxito lo llevó al fracaso.
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Cambio de pares: recurso viejo del folletín |
La gran repercusión en el mercado foráneo, obligó a la Globo a sacar una aparente continuación de la saga (ahora 'enriquecida', con españoles, judíos y otros inmigrantes).
Pero la prisa y el oportunismo, transformaron en un fallo rotundo y justo a 'Semejanza', así bautizada por su absoluta falta de originalidad.
A Terra..., más atenuada en cuanto a fórmulas, le pasó otro tanto: luego de picos de 53 puntos en sus episodios iniciales, encalló en un promedio de 45, bastante poco para la que debutó como el éxito de la década.
Pero la prisa y el oportunismo, transformaron en un fallo rotundo y justo a 'Semejanza', así bautizada por su absoluta falta de originalidad.
A Terra..., más atenuada en cuanto a fórmulas, le pasó otro tanto: luego de picos de 53 puntos en sus episodios iniciales, encalló en un promedio de 45, bastante poco para la que debutó como el éxito de la década.
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Inmigrantes: tema recurrente... |
Nuevamente los emigrantes. Nuevamente el asunto agrario centrando más de un núcleo. El café. Las haciendas. Incluso la emancipación negra tratada en Niña moza (al punto que el remake del 2006, termina donde empieza el folletín del 2001: con la llegada de los italianos).
Una novedad, quizás, sea el tratamiento del tema ‘mujer’.
Machista en extremo, Ruy Barbosa, acostumbra defender la visión patriarcal de sus muchos años, convirtiendo a las mujeres en criaturas sumisas, a la sombra de algún varón (casi siempre mayor, que tiene la suerte de ser amado por jóvenes apetitosas y carentes, ejemplos: todos los previos, más Ciudad Paraíso y Cabocla) y cuyos exabruptos libertarios, no dejan de ser tímidos pataleos.
Aquí hay toda una galería de viscerales personajes femeninos (la mayoría orbitando en torno de la misma problemática: la opresión masculina y la emancipación de la mujer a principios de siglo).
Emancipación que, 90 años después, no parecen haber alcanzado, pues en historias más modernas, su rol es aún más limitado...
Machista en extremo, Ruy Barbosa, acostumbra defender la visión patriarcal de sus muchos años, convirtiendo a las mujeres en criaturas sumisas, a la sombra de algún varón (casi siempre mayor, que tiene la suerte de ser amado por jóvenes apetitosas y carentes, ejemplos: todos los previos, más Ciudad Paraíso y Cabocla) y cuyos exabruptos libertarios, no dejan de ser tímidos pataleos.
Aquí hay toda una galería de viscerales personajes femeninos (la mayoría orbitando en torno de la misma problemática: la opresión masculina y la emancipación de la mujer a principios de siglo).
Emancipación que, 90 años después, no parecen haber alcanzado, pues en historias más modernas, su rol es aún más limitado...
Recuérdese a la vengativa Mariana (Adriana Esteves) que sencillamente salió del aire, dizque por su mal desempeño.
O la Rafaela de Gloria Pires, que difícilmente podríamos acusar de mala actriz, sin embargo, pasó ¾ partes de la historia aguantándole la vela a los personajes masculinos. Y eso que era ‘La Mala’.
O la Rafaela de Gloria Pires, que difícilmente podríamos acusar de mala actriz, sin embargo, pasó ¾ partes de la historia aguantándole la vela a los personajes masculinos. Y eso que era ‘La Mala’.
En el apartado ‘villanos’, Terra Nostra, es más feliz que otras obras de Barbosa. Sólo el Barón de Araruna de Niña… parecía tener esa fibra. En el resto de los casos, nadie nos hizo perder el sueño, porque poco o nada hacían.
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Prejuiciosa e intolerante, Madame Janete, pasó de villana pérfida a ricachona insoportable |
Janete (Ângela Vieira) demostró en los primeros capítulos ser verdaderamente pérfida. Su maldad es gratuita, pero qué villano requiere de muchas justificaciones. El odio por los italianos se entiende y eso basta. Cumpliendo con un antiguo canon novelero, ella priva a la heroína Giuliana (Ana Paula Arósio) de su criatura y la da en adopción, lo cual se convierte en eje de una trama bastante difusa…
Tras la entrega del niño y algunos vaivenes circunstanciales, sencillamente, la historia se estancó.
Las pocas escenas con toque de suspense, pasan sin pena ni gloria (gracias a una musicalización casi nula, que potencia el anticlímax). Otras, que no tienen ninguno, quieren resaltarse con inexplicables temas de misterio, como si eso anulara su intrascendencia.
Las pocas escenas con toque de suspense, pasan sin pena ni gloria (gracias a una musicalización casi nula, que potencia el anticlímax). Otras, que no tienen ninguno, quieren resaltarse con inexplicables temas de misterio, como si eso anulara su intrascendencia.
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CD 2 de la banda sonora |
Ahora, si falta música en las secuencias de tensión, el resto de la novela parece una ópera de Puccini.
La grandilocuencia sinfónica de las cortinas musicales, el temita barato de Marcus Vianna y la reiteración de piezas italianas, llegan a ser tan abrumadores, que no dan descanso, a pesar de molestas lagunas de silencio en otros momentos (¡qué paradoja no!).
Su director Jaime Monjardim, tan obsesionado con el cine y las atmósferas oníricas, ya había probado la fórmula en otras producciones (generalmente fuera de la Globo: Pantanal, Amigas para siempre) y siguió haciéndolo de vuelta a 'casa' (El Clon, Acuarela de Brasil, América).
La realización, en general, es un punto alto de la telenovela.
Terra Nostra inauguró, a mi criterio, la era de las mega-producciones que, al mejor estilo de Hollywood, tratan de superarse con cada nueva propuesta. La Globo no escatimó recursos. Ni técnicos, ni artísticos, ni mucho menos económicos. Y el director supo aprovecharlos bien.
Terra Nostra inauguró, a mi criterio, la era de las mega-producciones que, al mejor estilo de Hollywood, tratan de superarse con cada nueva propuesta. La Globo no escatimó recursos. Ni técnicos, ni artísticos, ni mucho menos económicos. Y el director supo aprovecharlos bien.
El trabajo en exteriores es mucho más rico que en el estudio, pero aún así, luces, cámara y escenografía contribuyen para un clima cálido, agradable (completado con una abundancia de caritas lindas, que hacen más potable el producto).
Sólo que 60 entregas más tarde, ya nada de eso sorprende. La constante exaltación amorosa de Mateo y Giuliana, salpicada de esporádicos percances, empalaga.
La música, los paisajes, las secuencias infinitas, entremezcladas con filmaciones originales de la época, pierden la poca intencionalidad de ciertas subtramas, que podrían emocionarnos un poco más.
La música, los paisajes, las secuencias infinitas, entremezcladas con filmaciones originales de la época, pierden la poca intencionalidad de ciertas subtramas, que podrían emocionarnos un poco más.
Conscientemente uno sabe que eso es ‘material novelero de primera’, emotivamente no lo percibe.
¿Ud. que ya la vieron, díganme, sigue así hasta el final…?