Guión preciso, realización detallista y actuaciones estremecedoras. Varios talentos hicieron del estreno de 'Avenida Brasil' una experiencia envolvente.
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Electrizante escena con Adriana Esteves y Tony Ramos |
Para presentarnos Avenida Brasil, se optó por lo tradicional en las novelas de la Globo. Un breve clip en el que se nos sumerge en el escenario de la historia. Ahora bien, este ambiente es muy diferente del que se vio en producciones anteriores.
No vemos capturas panorámicas de Copacabana, el centro paulista o la Barra da Tijuca. En vez de eso, nos adentramos en el Divino. Un barrio ficticio donde, no obstante, todo es bastante reconocible.
Niños jugando al fútbol en una cancha improvisada, torzos curtidos bajo el sol abrazador. Vasos de cerveza y el abdomen seductor, aunque poco esbelto, de una ninfa del asfalto. De entrada se respira el aire popular que muchos etiquetaron "de clase C".
Pero, al final de cuentas, ¿la clase C no representa a la clase media? Sí, pero la "nueva clase C" brasileña todavía tiene un pie en barrios como el Divino. Es un sector social que acaba de salir de la pobreza extrema. Mantiene todavía una ligación cultural con las clases populares. Aunque ahora ostenta casi la mitad de la renta brasileña.
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Universo suburbano sirve de marco para un melodrama clásico |
Este fenómeno, haya influido o no en la audiencia de la TV, lo hizo en su contenido. O al menos, ahora, en el 'embalaje'. Fina Estampa, aunque pasada en la Barra da Tijuca, fue una novela de enfoque popular. Pero Avenida Brasil toma prestado a los personajes suburbanos para contar una historia universal.
El verdadero protagonista de Avenida... es el melodrama. Sin preámbulos, João Emanuel Carneiro introduce el sufrimiento de Rita. Una niña tan desafortunada como el Oliver Twist de Dickens, del que el autor dice haberse inspirado.
Sus peripecias para frustrar los planes de la madrastra atrapan de lleno al espectador. Junto a la música, los cortes rápidos y planos que generan clima de persecusión. Lo mismo vale para las escenas de su padre, en la piel de Tony Ramos. Conectamos con el personaje, en secuencias que no escatiman suspenso.
Pero ¿cómo no empatizar con los protagonistas? Sobre todo cuando se nos presenta a la villana. Adriana Esteves nos regala a una Carminha mordaz y trastornada. La actriz, aunque desmesurada, no sobreactúa. Se muestra verdadera y, junto a la estética recrudecida, hace a esta mujer aterradora.
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Accidente dispara la trama de 'Avenida Brasil' |
Los directores Ricardo Waddington y Amora Mautner vuelven a la carga. Y aunque se muestran 'suavizados' en la claridad del Divino, no escapan de La Favorita. El embate entre Carminha y Genésio (Tony Ramos) recuerda al reencuentro de Flora y Donatela. Lo mismo los festejos de la villana, entre sombras y al son del tango, producen un cierto deja vú.
Pero lo que más se repite, y gratamente, es el juego de ganchos de João Emanuel Carneiro. El autor desmenuza a la trama principal en pequeños puntos de giro, aplicados a cada capítulo. No existe desperdicio, ni divagaciones. Más allá del núcleo caricaturesco, ahora transportado al mundo de los ricos.
El héroe inicial se nos vende como un bobalicón a lo Totó de Passione. Pero rápidamente él revela su astucia y desenmascara a Carminha. Claro que, de esta forma, parecería que se nos acaba la novela. Entonces entra Tufão, en la piel de un maradoniano Murilo Benício, y atropella accidentalmente a Genésio. Con el moribundo a su lado, en medio de la avenida, parece no tener escapatoria. Tampoco nosotros.