Sin duda alguna, Walcyr Carrasco tiene más 'ibope' que
Glória Perez. Y con esto, no digo que haya tenido más audiencia en su estreno
estelar. No. Hablo de prestigio, otro sentido que ganó la palabra en tiempos
recientes.
Con una novela absurda, mal contada y una dirección fuera de
foco, no ha recibido la mitad de las
críticas que la Perez con su recién terminado folletín (pinche aquí en el link).
Aunque algunos le señalaron par de pifias (como el
embarazo disimulado ¡durante 9 meses!) o la canción-tema, la mayoría concuerda que tuvo buen
ritmo y atrapó la atención.
Ahora, no he leído las diatribas de los 'grandes
especialistas', que se comieron a sarcasmos la novela anterior.
La nueva trama estelar de la Globo, tiene menos méritos
de los que se le atribuyen. De ser escrita por una computadora, no tendría ese
sabor mecánico y artificial.
Nuevamente, Walcyr hace derroche de clichés y didactismos,
sin preocuparse demasiado por la coherencia.
En la anterior, esto habría generado mil doscientas
reacciones. La mínima sería acusar a Glória de retraso mental y crímenes de
'lesa inteligencia'. Aquí son 'deslices' tolerables ante la 'gran novedad' que
se anuncia...
Sin embargo, tampoco hay en esta nada extremadamente
original (amén de dos o tres vínculos poco usuales en la pantalla chica).
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Criticado en la Globo, exaltado en la prensa... |
Félix, el villano, no es más que Leo Brandão 2ª temporada. Alguien
dijo ‘Carminha’, pero no, nada de eso. Es la copia al carbón del malvado de
Gilberto Braga, con la diferencia, que este es menos solapado y sobre todo
¡gay!
Psicópata casi asumido, preferido de mamá, odia a la
hermana. Su envidia y ambición, serán el combustible de los próximos 200
capítulos. ¿No es la misma espina dorsal de Insensato corazón?
El rey del efectismo y la crudeza, se quedó chiquito ante el
golpe de Carrasco, que no se dio el trabajo de fomentar su historia y soltó
todo en el primerísimo episodio.
'Amor à vida' (en esp. Amor a la vida), debutó con una gran
atrocidad: Félix arroja en la basura a la bebé de Paloma (Paola de Oliveira) y
todos consternados, como es de suponer.
Ok, es el detonante. El punto de partida de la trama. Pero…esta
historia tiene, cuando menos, 25 siglos, para sorprendernos. Desde Moisés en el Nilo, pasando por Blancanieves y Albertico Limonta, estamos viendo cuentos semejantes.
Sucede que antes que don Rafael del Junco mandara a matar al
nieto, Félix B. Caignet dedicó 20 episodios para crear una justificación y solidaridad plausibles.
Obvio que los tempos de hoy, no son los del año 48, pero la ‘simpatía’
de Paola de Oliveira no crea la identidad necesaria, para sufrir con ella.
Para nadie es secreto que la telenovela trivializó las
emociones (por usar y abusar de ellas) y en este caso, a pesar de monstruosa,
la acción resulta tan banal que no impacta.
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Mensaje dudoso: el villano gay abandona a la bebé... |
Claro, siempre hay 'almas sensibles' que se rinden a tamaño drama (vean 'Señora del destino', la propia 'Avenida Brasil', que construyeron sus historias en idéntico argumento).
Tampoco es nueva la estructura de ‘seriado’ que ya mostró
su inoperancia en la propia Insensato… La insensatez de ir contando
mini-historias (con idéntico mínimo interés) fue superada y el rating respondió de inmediato.
¿Entonces por qué insistir en estructuras fallidas? ¿Para
garantizarle el disfrute al televidente o facilitarle la vida al escritor?
Los
tipos son tan convencionales, como los actores que los encarnan. Paola de
Oliveira, vuelve como rica, pero sufrida; Antonio Fagundes, repite como millonario 'políticamente correcto' y Suzana Vieira, prendió el piloto automático y una vez más se metió en la piel de una madre parcializada.¡¿Hasta cuándo doña Blanca?!
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Paloma y Ninho, 'amor imposible'... de creer |
Los únicos que se atrevieron a criticar abiertamente a
Carrasco, fueron nuevamente los evangélicos. Y como es de suponer, no por
razones de estética, sino de 'ética'.
Con los pelos de punta por el villano gay y la pareja homo
que quiere adoptar un niño, ya empezó un nuevo boicot novelero (que esta vez parece
orquestado por otras 'fuerzas vivas' de la sociedad brasileña...).
Bajo la advocación del polémico Feliciano (jefe de la Comisión de derechos humanos del parlamento brasileño que ha hecho público su
homo- y afrofobia, si cabe el término), se ha lanzado una campaña para impedir
que la gente vea la novela.
Francamente, los evangélicos, están confundiendo los rumbos de su fervor
(y fe). ¿Qué viene después... la ropa que nos ponemos?