Una cama bien hecha

Por Gustavo Scaro

"Hacer la cama" es una expresión coloquial que significa engañar a alguien para obtener algún provecho. A esta cuestión alude el título de Cama de gato, la telenovela brasileña que promete, con acción y vuelcos vertiginosos, oxigenar las tardes de TV Globo, que hasta el momento se erguían sobre estable pero agotado suelo de las historias de época y los remakes.

Parece, entonces, que la misión de las autoras Duca Rachid y Thelma Guedes  (foto 1) es traer para las nuevas generaciones lo mejor las grandes maestras del folletín. Fue así con El profeta, adaptada en 2006 de la obra de Ivani Ribeiro. Y lo mismo sucede hoy con su primer telenovela inédita, que presenta un manejo de los ganchos folletinescos digno de Janete Clair, "la fabricante de sueños" en los tiempos en que una novela de Rede Globo alcanzaba un 100% de participación de audiencia. Puede que sea menor el mérito de Cama de gato, pero no por eso merece ser ignorado: su estreno alcanzó 25 puntos de rating en ela franja de las 18hs, igualando a su exitosa antecesora (Paraíso, de Edmara Barbosa), y desde entonces sube un punto cada día, en una atípica curva ascendente. Es que, aparentemente, el público brasileño cayó en la misma trampa de la que es víctima el personaje de Marcos Palmeira.

Gustavo Brandão (Palmeira) acumuló una inmensa fortuna, luego de haber conocido las peores caras de la pobreza y la humillación. Hoy en día es el flamante dueño de la empresa de perfumes Aromas, pero se ha convertido en un hombre duro, intolerante y amargado. Es por eso que su amigo Alcino (Carmo Dalla Vecchia), a vísperas de su muerte, decide raptarlo y abandonarlo en medio de un desierto, para ayudarlo a redescubrir el lado simple de la vida. Pero lo que parecía una broma entre amigos se convierte en una trampa mortal cuando Verónica (Paola Oliveira), la fría y deshonesta mujer de Gustavo, decide aprovechar la desaparición de su esposo para mandarlo a matar y así hacerse con la conducción de Aromas. Pero ni ella ni su cómplice Roberto (Dudu Azevedo) contaban con el accidental asesinato de la modelo Natasha Werner (Letícia Birkheuer), justo a vísperas de concretar su sucio plan. Es entonces que deciden matar dos pájaros de un tiro e incriminar a Gustavo, aquel que en poco tiempo estará sumergido en el mar de arena de los Lençóis Maranhenses. Es así como la vida de este hombre se vuelve pelo avesso (Al revés, como se titula el tema de apertura) y tendrá como única esperanza a la ayuda desinteresada de Rose, la batalladora heroína de Camila Pitanga.


 Ângelo Antônio, Paola Oliveira y Marcos Palmeira son David, Verónica y Gustavo en Cama de gato.

Desde el primer capítulo, un trueque de miradas entre Rose y Gustavo nos revelan el comienzo de una tradicional historia de amor. No obstante, detrás de la estructura clásica del culebrón (mujer pobre que se enamora del hombre rico) se esconde una aguda mirada social. Así lo revela una de las autoras, quien dice haberse inspirado del trabajo del psicólogo Fernando Baraga da Costa, en el que explica cómo los trabajadores manuales son comunmente vistos según su función, y no como personas. De este modo nació la heroína de la historia, una empleada de limpieza que trabaja duro para sustentar a cuatro hijos, que entona las canciones del "Rey" Roberto Carlos sin miedo al desafino y ve su vida de cabeza al presenciar un complot en contra de su jefe, en cuyo rostro endurecido encuentra un hombre vulnerable y de buen corazón.

Aquella fuerte condición humana de los protagonistas, más el naturalismo de los actores brasileños y  el lenguaje realista del director Ricardo Waddingtone tornan verosímil lo sensacional del argumento, demostrando que para ser realistas, no hace falta poner personajes a hablar de economía. Ya como para digerir mejor la densa trama principal (no olvidemos que es una novela de la tarde), las historias secundarias suavizan con núcleos bien humorados que reúnen a grandes como Pedro Paulo Rangel y Yoná Magalhães con nuevos, joviales y frescos principiantes.

El ritmo frenético de João Emanuel Carneiro, cuya rapidez narrativa se perfecciona en cada nuevo trabajo, también marca presencia en Cama de gato. El autor, responsable por la supervisión de texto, "ha dado una contribución muy grande a la historia", según afirma Rachid. Junto a su compañera asegura una "gran identificación artística" con el creador de La favorita, a la que consideran un marco dentro de la teledramaturgia brasileña. Ambas, al igual que la protagonista Rose, se declaran auténticas noveleras. "Creo importantísimo conocer bien el universo folletinesco para comprender las reglas de la telenovela y ser un autor del género", afirma Guedes, seguidora de obras de Janete Clair, Dias Gomes y Gilberto Braga. Duca, por su cuenta, dice haber encontrado en la TV "su ventana al mundo".

Que estas señoras saben de novelas, no caben dudas. El resultado es lo que vemos en pantalla: una Novela de las 6 fuera de lo común que combina las artimañas clásicas del género con despliegues de acción y una velocidad propia del siglo XXI. Es pronto para hacer juicios finales pero, según todo lo indica, esta será una trampa de la que no será fácil escapar.

4 comentarios

  1. Muy certero, esta trama promete innovar el horario. Esperemos que la historia continúe igual de ágil e interesante como en el primer capítulo...

    Comentario aparte: Adoré a Camila Pitanga cantando a Roberto Carlos!

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  2. Esta novela é maravilhosa, uma novela rapida sem enrolação, agil e os atores estão muito bem no papel as duas autoras são super criativas e estão dando um show na novela, parabéns a todos.

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  3. ¡Lo dicho! ¡"Viver a vida" es una ¡vergüenza! Estoy viendo fragmentos de "Cama de gato", NOVELA DE LAS SEIS, que muestra la PLURALIDAD SOCIAL DEL BRASIL con mayor naturalidad... presenta 'boia-frias', trabajadores rurales (casi siempre explotados y mal pagados) y la novela de las 8 se mete en la bobería del mundo de las modelos y tal... en fin... No niego que en "Cama..." no hay crítica social implícita y que su inserción está en función de la trama y las peripecias de Gustavo, pero el solo hecho de mostrar imágenes menos glamorosas, nos da una perspectiva más 'real' ('naturalista') de lo que es ese país...

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  4. La novela en un principio iba a tener escenas en Chile y Bolivia, pero la locación fue reemplazada por los Lençois Maranhenses debido a la gripe porcina del 2009.

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