¿Pelea o amor?, una guerra divertida

Viejos conocidos...
En las novelas la dirección sí determina. Más si es de Jorge Fernando. Y la novela de Silvio de Abreu. Cualquier esfuerzo por su parte de actualizar Guerra de los sexos, el ‘nuevo estreno’ de las 7, habría caído en saco roto de no contar con un copiloto como Fernando, con quien ha navegado con mucha suerte por las turbias aguas del folletín y la comedia.

Luego de ¡nueve! novelas juntos, con la décima al aire, qué no conocerá Jorge de su eterno socio, que ha vuelto a puerto seguro luego de tres tibias experiencias con Denise Sarraceni.

Esta práctica previa fue bien aprovechada por ambos. Silvio para encomendarle a su director las escenas más ocurrentes posibles. Jorge para sacarle el jugo a lo que De Abreu mejor sabe escribir: comedia, comedia y mucha comedia. Claro siempre de la mano del melodrama y la acción.

El primer capítulo fue un claro ejemplo de ello. Vital, colorido y refrescante, sirvió no sólo para situarnos en contexto, sino que nos metió de a lleno en la ‘torta’, como dirían por ahí. Y valga que tortas, por aquí, habrá unas cuantas, cuando comiencen las escenas ya clásicas que en 1983 transformaron Guerra en un hit y el modelo que hasta hoy domina la franja pre-estelar de la Globo.

La historia…

La muerte dulce...
Todo comienza con la muerte de los protagonistas originales. Sí, porque remake y todo, los actuales Charló y Octavio, son diferentes. “Yo escribo para los actores”, dice el guionista y consecuentemente las personalidades de Irene Ravache y Tony Ramos, marcarán el tono de los personajes que en 1983 pertenecieron a Fernanda Montenegro y Paulo Autran (dos grandes de la escena teatral brasileña).

Como primer destello de ironía, la pareja sexagenaria muere en pleno orgasmo – con derecho a una referencia real en el sitio de la Globo - y sus sobrinos, se enfrentan ante el testamento en la sala de un castillo transilvano, próximo al São Paulo de 2012.

Los minutos iniciales ya marcan tono y tema. Tras un diplomático diálogo y falsas lamentaciones, las partes pierden la compostura tan pronto el notario suelta la bomba: ambos tendrán que compartir vivienda y negocios, si quieren heredar el basto patrimonio de los tíos.

¡Esto es la guerra!
Conscientes de la animadversión de ambos primos, Charló y Octavio I deciden que sus herederos limen las asperezas que vienen arrastrando de un fallido romance juvenil. La convivencia forzada, también serviría para consolidar la fortuna, que podría perderse de seguir la división familiar.

Papeles y objetos, vuelan por los aires, al tiempo que el escribano trata de matizar la situación. Pero es inútil: la guerra ha sido declarada y cada uno de los bandos tratará de quedarse con el castillo y el control del exitoso shopping-center Charlo’s que genera millonarias ganancias.

¿Guerra?

Lo que es una disputa familiar, se vuelve un enfrentamiento icónico entre sexos,  con las debidas proporciones del 2012. Y ojalá lo sea, pues hasta ahora lo que podría cansar es la constante polarización de bandos y las exacerbaciones sexistas, de las cuales vimos un avance en el primer episodio no sólo con la pelea-debut de los protagonistas, sino el enfrentamiento Roberta/Felipe, que cierra el primer bloque del programa.

Felipe vs. Roberta ¿ganas reprimidas?
El propio Silvio de Abreu reconoce que la discusión hombre/ mujer, ha cambiado de foco (aunque aún persistan las desigualdades). Pero como ha dicho no pretende convertir la novela en un tratado de antropología que refleje las complejas interacciones entre machos y hembras. Apenas quiere divertir.

Y a juzgar por los primeros tres episodios lo logra, con creces (aun y cuando la audiencia no haya respondido como con las dos tramas anteriores: 27 puntos, es el índice más bajo registrado en un estreno desde el comienzo del espacio).

"Te odio, mi amor"

Realización

Dicen que, salvo detalles, el primer capítulo fue calcado del original. Y si así fue, mejor todavía. Las nuevas posibilidades tecnológicas, los recursos y la experiencia acumulada de autor/director, llevan el trabajo a su máxima expresión y posibilidad.

El guión parte de un material ya probado, sólido y que permite dosificar sabiamente las balas en la cartuchera. La dirección explota los mejores resortes del 83 (veremos si vuelven los diálogos frontales con el espectador y otras innovaciones formales, descollantes en la década del 80).

También juega con elementos tales como fotografía, escenografía y banda sonora (quizás la referencia más directa al original, pues muchos temas, incluidos el de la apertura, repiten en nuevas versiones o arreglos). Una estética gozosa – dominante en las novelas de las 7 – se impone, haciendo que cada detalle esté en función del deleite que se espera de una historia como esta.

Jorge Fernando no escatima en grandes planos y caprichosas tomas de cámara, para regodearse en un decorado suntuoso y moderno (característico de cualquier producto Silvio de Abreu). Los efectos especiales resaltan el ficticio mall que las partes tendrán que disputarse.  

No se ven aquí los auto-clichés que venían asolando la obra de Silvio desde que entró en el horario estelar (Belíssima y Passione, son los dos ejemplos más escandalosos). Quizás por tratarse de una obra temprana. Quizás por haber sido concebida en plenitud de facultades (algo raro a esta altura del campeonato).

Obvio que no podían faltar los personajes-tipos de la fauna paulista. Pero es algo totalmente legítimo en una crónica urbana, con sabor inclusivo y actual (hecho para todos los públicos y para el momento).
Silvio de Abreu: Este elenco es una dávida

Elenco

Muy saludable es la alternancia de habituales y novatos en un elenco marcado por la diversidad.

Silvio navega con pasajeros conocidos de otros viajes (Tony Ramos, Edson Celulari & Reynaldo Gianecchini – todos galanes de diversas zafras, 70, 80, 00 y recurrentes en su obra).

De su última aventura – Passione – repite con Irene Ravache, Mariana Ximenes, Bianca Bin, Daniel Boaventura y Mayana Moura.

Convida gente nueva a su navío (Heriberto Leão, Malvino Salvador). Rescata galanes prometedores (Paulo Rocha, recién salido de Fina Estampa y ahora de brasileño, lo cual le exige ajustar el marcado acento portugués) y galanes del pasado: Carlos Alberto Riccelli (que apenas hace una participación especial en el episodio de estreno ante su eterna pareja de Vale todo: Glória Pires).

De su penúltimo éxito Jorge Fernando recicla a Guilhermina Guinle, la villana de Ti Ti Ti (y a Ti Ti Ti volveremos en unos minutos) y claro a la mamá Hilda Rebello y amigo, que no pueden faltar en ninguno de sus trabajos.    

La única que participó en ambas versiones es Marilu Bueno.

Ahora, los tres nombres que más llaman la atención en el elenco son: Glória Pires como Roberta Leoni, Drica Moraes – Nieta y por supuesto Jesus Luz – Ronaldo, el ex novio de Madonna, el cual según dicen venció a 30 candidatos para el papel.

Reencuentro...
Allá quién les crea, pero sabemos que un galán nuevo siempre vende y esa estrategia se ha utilizado en innumerables novelas (por ejemplo, la mencionada Fina Estampa y Lazos de familia, que lucró bastante con el debut de Giannechinni y Paulo Zulu).

Y es obvio, que esta es una carta de triunfo, igual que la inclusión de un club de lucha libre, para justificar el desfile de forzudos luchadores sin camisa (¡qué sutil!).

Drica Moraes, es casi una actriz de culto. Con roles marcantes, pero en novelas periféricas (como Xica da Silva) o menores (como Chocolate con pimienta, Alma gemela y alguna que otra de Walcyr Carrasco).

Esta vez le tocó una paulista con acento cargado y característico, que sin dudas le permitirá brillar tanto en la comedia, como en el drama, pues se supone que entre risas y chistes, ésta destile bastantes intrigas.   

Pero la presencia que más se agradece es la de Glória Pires, por tercera vez en el horario, en un rol que no por desconocido, le ajusta menos. La Pires ha hecho de todo. De damita, de villana y una que otra comedia (Se eu fosse você, en sus dos entregas, donde probó su veta cómica con Tony Ramos, tampoco muy habituado al humor). Hasta ahora, ningún papel de las 7 le había hecho justicia…

Ufff, eso sabe mal...
Pero parece que aquí, aunque le toque el eje melodramático de la historia, también nos arrancará muchas risas. Al menos eso nos dice el sonoro tortazo que le propinó a Edson Cellulari, otro que ya trabajó mucho con Silvio, pero siempre en roles más románticos. Cellulari, ídem a su antecesor Tarcício Meira, ha sacado su lado humorístico con acierto.  

Cambios


De hecho, el foco del primer capítulo estuvo concentrado en la Pires, que dominó lo básico de la acción, relegando a Ramos y Ravache, en presentaciones incidentales. Quizás así fuera el original, pero es probable que en los ajustes De Abreu, haya decidido correr un poco los ejes.

La apertura animada sigue lo que parece una moda (Amor eterno amor, Cheias de charme) y desecha las imágenes dinámicas de antaño por un tono juguetón. El logo 2012 incluye los símbolos de Marte y Venus. El del 83 tuvo que conformarse con resaltar la X (como símbolo de contraposición en portugués).

Logo original: la X lo decía todo...
Otro cambio visible, es la inclusión de la nueva tecnología (celular, Internet, satélite) y la modernización del vocabulario y actitudes. Sólo después de revisar el guión inicial Silvio de Abreu tomó consciencia de los cambios que se produjeron en 29 años. La convivencia cotidiana no permite percibir el contraste tan lúcidamente como cuando te deparas con algo escrito 30 años atrás.

Guión

Lo más meritorio de Guerra-2012 - y ya por eso debía tener éxito - es que Silvio de Abreu, ha emprendido el reciclaje de la novela original ¡totalmente solo! Aunque fue de los primeros en adoptar el trabajo de equipo, De Abreu, nunca fue tan exagerado como Walter Negrão, Aguinaldo Silva o Gilberto Braga, que tienen  hasta 8 colaboradores por novela.

Esta vez, lo apoyará Daniel Ortiz (el muchacho de Televisa que lo secundó en Passione). En el 83 fue el entonces novato Carlos Lombardi (hoy contratado en la Record, con honores de gran guionista).

Una gran ventaja es el fin de la Censura, que le castró muchas ideas y tema originales, considerados impropios para aquel entonces. No obstante hoy tenemos la molesta clasificación indicativa, que indirectamente limita los contenidos, obligándolos a mantenerse en marcos ‘tolerables’, so pena de un exilio a horarios tardíos.

Esperemos por tanto, que el regreso de Silvio a su horario ‘natal’ le devuelva las glorias que perdió en 2001 con As filhas da mãe. Esta novela lo merece.

¿Por qué Guerra de los sexos?

Nuevo logo, trae símbolos clásicos de la masculinidad y lo femenino

La opción por Guerra no fue casual. Aunque es de las favoritas de Silvio, no fue una opción personal, sino una encomienda de la Globo.

Cuando se analiza el otro remake que la antecedió – Ti Ti Ti – se entiende por qué. La misma espina dorsal (un enfrentamiento en tono humorístico, que genera miles de situaciones hilarantes). La misma tipología social de São Paulo – principal mercado del país.

La misma flexibilidad para diversos tipos de merchadising comercial y social (en aquella el tema base era la moda, aquí tenemos un shopping, considerado por muchos la ‘playa de los paulistas’). Y claro está: un producto probado en ambos casos.

Jorge Fernando, como vimos era una opción natural. Y aunque no hubieran hecho nueve novelas juntos, luego del éxito de Ti Ti Ti, sería la variante ideal para traer a los días actuales un clásico de los 80.

¿Pelea o amor?

Bajo el infumable título de ¿Pelea o amor? (sin duda, una mala copia del inglés Fight or love? mucho más soportable en ese idioma), la novela ha sido exportada a varios países, entre ellos a El Salvador, República Dominicana, Honduras, Guatemala y Corea del Sur. Con su título original ha sido visto en la Globo de Portugal y en Mozambique. 

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