Bom sucesso: buen comienzo


Por: Antón Vélez Bichkov ©

Un buen comienzo, puede ser motivo para un 'bom sucesso'. En portugués un 'buen parto'.

Eso lo sabe la nueva generación de autores que, de Pascua a San Juan, ingresa en las selectas filas de guionista titular.

No es la primera vez que lo digo: es la marca del nuevo estilo que trata de conciliar las mejores costumbres de la telenovela global, con los aires que señorean en el mundo.

Créanme, que no hay impacto mayor que una exuberante Grazi Massafera fulgurando como un sol en una noche de carnaval y serpentina.

Paloma, baila y brilla. Paloma baila y sueña. Hasta que su opaca realidad le impone un despertar frustrante.


En honor a la verdad, tampoco es la primera vez que vemos el recurso ¿o ya olvidaron la exitosa Totalmente diva?

Nada casual. Sus creadores Rosane Svartman y Paulo Halm fueron los padres de aquel romance que, al cocinarse en baño de María, no sedujo al público mundial como lo hizo en casa.

Bom sucesso, su nueva criatura, no escapa a esa narrativa fresca, bien montada, pero rebosada de clichés que vienen defendiendo desde la telenovela previa.

Una vez más una Cenicienta. Una vez más un mundo de referencia para poder enriquecer la fábula. En esta ocasión: el samba, el básquet y la literatura.

No deja de tener guiños cursis y hasta populacheros, que van desde la modestia jovial de la heroína (muy al estilo de Elisa)...

El tren... protagonista de muchas vidas

...a la forzada devoción por Nuestra Señora Aparecida, Patrona de Brasil, que preside Bonsucesso, populoso barrio donde habita y que presta su nombre a la obra.

La Virgen... la coprotagonista de toda novela
Antes de eso, varios pinchazos y no precisamente de su aguja, con la que se gana la vida y cose sus ilusiones. El mundo es injusto: quien paga, manda y se lo hacen saber a cada hora.

Samba (fuera de temporada), música junina (también), tapete de colores y razas. Incluso ¡escenas en Chicago! (algo que no veíamos hace un rato) + la cultura de la NBA.

Un coctel de tendencias y públicos, para llegar a todos de un solo tiro. ¿Lograrán hacer canasta?

Hincándose ante las variables demográficas y haciéndole tributos al melodrama, Paloma es madre soltera de tres. Todos, de padres y pieles diferentes.

En la juventud juró amor eterno a Ramón (David Júnior) un joven negro que sueña con un futuro en el baloncesto americano, pero apenas ha logrado entrar por la trastienda.

El sueño los separó y abrió una brecha. La hija no lo asume creyendo que las dejó abandonadas.

En su mochila dos aspiraciones: que le reconozcan el talento y recuperar el amor de ambas.

Chicago: en vivo y en directo
Si no fuera por Río y su fotogénico Cristo, podíamos pensar que esto es Hollywood... ¡tal es la similitud de los estilos y secuencias!

Sacándole el jugo a la inversión
Del otro lado, contrastando, las interioridades de una editorial que, como en la revista de TD, concentrará la acción y traerá el glamur de la 'cultura'.

Alberto (Antônio Fagundes), es un millonario agrio, que sólo se ablanda con los libros y está rodeado de arpías.

Forzando el nudo central, la jefa le exige a Paloma un análisis de sangre y los hace coincidir en un sofisticado laboratorio de la clase alta, ya que en el hospital del barrio demorará un siglo.

La diferencia entre ambos es pedagógica: Paloma queda fascinada con el local y sólo dice cosas positivas, mientras que Alberto, en silla de ruedas, dice que lo odia. Los dos, por idéntico motivo.

No puede faltar el choque, con derecho a agua derramada.

La cámara lenta le da un aire atontado a Fagundes que sigue firme en el trono de galán, no obstante a que el tiempo le ha hecho la guerra.

Pero el actor recupera la estirpe y muestra el encanto que sólo le aflora al personaje cuando se halla en presencia de una mujer bonita.


Hasta aquí, ninguna novedad. Bom sucesso no pretende inventar el agua tibia. Apenas adornar el jarro. La mayoría de las situaciones y tipos parecen sacados de la biblioteca gigante del folletín y empatados con hilos vistosos, pero convencionales.

Marcos (Rómulo Estrela), el hijo de Alberto, es el típico pobre chico rico que abdica al lujo y vive de la ¡pesca! abasteciendo un bar llamado ¡Peter Pan!

(cualquier coincidencia... sí, es un raro toque de ironía).

Su espíritu libertario no le permite pactar con el rigor injustificado del padre y la ambición desmedida de su hermana (Fabíula Nascimento).

Por eso deja atrás el emporio editorial que, para variar, está en crisis. En sus pasillos, romances clandestinos y adulterios, pues el marido de Nana la traiciona con su mayor colaboradora.

¡Un sueño! esta biblioteca, donde padre e hijo discuten sus discrepancias
Su mérito más tangible es ubicar actores negros en personajes claves, fuera de los estereotipos de criados o esclavos.

También traer al primer plano un romance interracial, sin en el elemento del engaño (Lado a lado) o de la brecha social (El color del pecado) que lo haga polémico o indeseable. 

Pero peca al mezclar personas y aspiraciones poco afines como esta sambista-costurera que ansiaba estudiar literatura.

La inmensa mayoría de las que se mirarán en ese espejo no tienen el libro como compañero de jornada...

Hay un sinfín de asimetrías... abismos que no se cubren con anhelos. Y sin embargo, hay que hilvanar una novela y congeniar dos personajes discordantes. 


Hay didactismos obvios, como el incentivo a la lectura. ¿Qué mejor merchandising social con una editora centrando el relato?

Mientras Alberto 'ladra' sus críticas contra la incultura dominante, Paloma lee cuentos a una hija adolescente que ya probó el sexo, pero sigue niña.

Un poco como ella misma. Sólo así se hace tolerable ese viaje en la fantasía que la vuelve Alicia en el país de las maravillas, en una explícita referencia a seriados tales como Once upon a time.

Pero una vez más el cuento de hadas se acaba y caemos en un tema bastante inusual en el horario: el embarazo en la adolescencia.

La sangre no llega al río, porque Alice (Bruna Inocêncio), se equivocó y no interpretó bien la prueba.

La situación, sembrada en el primer bloque, sería un golpe de efecto con toque educativo, si en ello no le fuera el sueño de la facultad. Tan anhelado por su madre.

La historia se encamina sólo en el final cuando Paloma descubre que le quedan seis meses de vida...

A partir de ahí se mezclarán los destinos de estas gentes contrastantes que hallarán en las letras un puente para cruzar las barreras... El único que podría unirlos.

Contrario a la novela estelar, esta oferta de las 7 tiene mucha, muchísima música brasileña.

La apertura pretende transmitir el optimismo que atraviesa, como esos mismos hilos de colores, toda la trama, desde el título hasta su puesta.

Una puesta correcta, que aprovecha todos los filos de una producción despampanante y logra, por momentos, destellos de virtuosismo visual, siempre a tono con el horario y la finalidad propuesta.

Esto es la Globo. 

O sol nascerá, un clásico de Cartola, mayúsculo sambista brasileño, ameniza los créditos. Teresa Cristina y Zeca Pagodinho le ponen voz a una letra abiertamente avocada a la esperanza.



Grazi es de esas 'estrellas' recientes que primero causan rechazo, pero luego te roban la simpatía. Al menos a mí.

Antônio Fagundes, con ese estilo cascarrabias que viene replicando en las últimas mil telenovelas, no sorprende. Pero es un horcón de la industria brasileña y siempre hala público.

David Júnior no es mi idea de galán. La Globo está escasa en el apartado de galanes negros. Tal parece que no los buscan o los buscan para no ajustarse al tipo. ¿Por qué será?


Bom sucesso es una novela de las 7 escrita por Rosane Svartman y Paulo Halm, con la colaboración de Charles Peixoto, Cláudia Sardinha, Fabrício Santiago, Felipe Cabral e Isabela Aquino, dirigida por Luiz Felipe Sá, Ana Paula Guimarães, Dayse Amaral, Jeferson De y Joana Clark, bajo la dirección general de Marcus Figueiredo y la dirección artística por Luiz Henrique Rios.

Su estreno fue este lunes 29 de julio y dio 31,5 puntos en el mercado de São Paulo. La mayor cifra desde 2012, cuando Encantadoras logró anotar 35.



Tan antropológica en un sentido, en el otro Paloma resulta bastante ficticia

De fondo la famosa Torre Sears - símbolo de Chicago
Este es su sueño...

...esta, su triste realidad







2 comentarios

  1. Tô gostando dessa novela, bem leve e divertida. Gosto da forma como retrata os pobres, que desistiram dos seus sonhos pra criar os filhos, e os filhos nos quais são projetados os sonhos dos pais. Eu meio que passo por uma situação parecida.

    Assim, não é coisa de outro mundo passista com formação superior. Eu lembro que a Globo promovia concurso de passistas e várias tinham faculdade, até porque aquela fantasia que a Grazi veste no sonho da Paloma, por exemplo, não é barata, não. E também há pessoas que fazem faculdade e têm subempregos. Vou deixar o link dessa matéria pra você dar uma olhada: https://paulosampaio.blogosfera.uol.com.br/2019/07/03/melhor-fazer-faxina-do-que-estagio-diz-aluna-de-pedagogia-da-unifesp/

    Acho a Grazi carismática e ela consegue passar humildade sem a burrice das mocinhas que geralmente caem nos planos mais mirabolantes das vilãs, pelo menos ainda. Infelizmente e inevitavelmente, a trama vai perder força quando um saco de dinheiro cair do céu na cabeça da Paloma.

    Não gosto muito da atuação do David Júnior, mas ao mesmo tempo fico chateado que mais uma vez o negro vai ser preterido em favor do branco (é uma maldição do JEC?). Eu culpo a Globo por isso, por não dar oportunidade e papéis mais desafiadores a atores negros. E quando os 5 atores negros que conseguiram transpor essa barreira estão ocupados em outros projetos, ela fica sem nenhum ator negro consagrado.

    Engraçado que eu tenho uma teoria que também está tendo uma escassez de homens de meia idade, já que se tornou comum colocarem atores muito mais velhos ou muito mais novos fazendo esses papéis. Acho que é porque as novelas ficavam usando sempre os mesmos atores (Zé Meyer, Fagundes e Ramos) que continuavam fazendo par de atrizes jovens. Agora, estão muito velhos e o elenco de galãs da Globo não se renovou. Alexandre Nero e Murilo Benício agradecem.

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    1. Pedro estive doente por essas datas, daí que não visse o seu comentário que só descubro agora. Vc é sempre bem-vindo nesse espaço.

      Tampouco gostei do David. Parece meio atordoado. Aliás, não dá galã.

      Talvez a ideia é que 'triunfam pelo talento'. Não pela imagem.

      Mas nem sempre os que figuram são grandes atores (como o Milton Gonçalves).

      Apenas aquele que 'fez por onde' e 'conseguiu' entrar pela brecha...

      Não é nem sequer problema de papeis, mas de 'escolha' de rostos negros que sejam atrativos pra 'produzir' uma 'estrela' (comercial).

      É como se tivessem medo de colocar alguém que possa fazer furor (objetivamente).

      Nenhum dos galãs brancos dessa era (exceção os citados Nero e Benício, que tampouco são galaaaaaaaas... mas homens interessantes que tiveram papeis marcantes) se fez em grandes personagens.

      São UM ROSTO/corpo que os projetou em rede nacional...

      Os da 'antiga' (já)... eram outra história.

      Havia outro cánone e expectativa...

      Tony Ramos resultou um bom ator (com o tempo).

      O Fagundes sempre foi (apesar da repetição recente, imputável a todos os globais).

      Zé Mayer foi um 'acaso'. Um cara feio que Manoel Carlos reinventou...

      Quanto ao tema da costureira que sonha ser filóloga... bom... é possível.

      Aliás, está no perfil típico da novela cor-de-rosa latino-americana com suas professorinhas-vítimas...

      Só as Marias do Bairro são burras e ignorantes.

      Do resto, devem ser mais afins à 'sensibilidade intelectual' do autor que nem sempre sabe lidar com o perfil 'proletário'.

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